El lanzamiento comercial del primer iPad no solo revolucionó el mercado con un nuevo e innovador producto. La firma de la manzana también quiso hacerse con el comercio del libro electrónico, muy afín a su tablet, y por entonces dominado por Amazon y sus bajos precios. Sin embargo, el método utilizado – el pacto de precios con las editoras- ha sido considerado como una práctica de monopolio que será castigada por la justicia de EEUU.
Debemos remontarnos a 2009 para asentar las bases de esta historia.
En dicho año Amazon daba a conocer su primer lector de libros
electrónicos, el Kindle,
y con éste una extensa librería de títulos en formato digital. Sus
precios, no superiores a los 10 dólares (unos 7.7 euros), popularizo
rápidamente su tienda de ebooks y el equipo estrella por entonces, su
propio e-reader. Hasta 2010, la compañía de comercio electrónico
dominaba el sector. Decimos dominaba porque tras la llegada de Apple al
mercado del libro electrónico el negoció de la firma de Seattle se
tambaleó.
Los mayores afectados, los consumidores
Con el aterrizaje del primer iPad y la iBookStore en
el sector, Apple consideró la soberanía de Amazon -fomentada por los
bajos precios- toda una amenaza para sus intereses, que no eran otros
que un mayor beneficio. Fue poco antes cuando Apple comenzó a diseñar
la estratagema para derribar el modelo de negocio de Amazon y, por ende,
castigar a los consumidores con un precio final más abultado.
Es en este punto cuando entran en acción las cinco más potentes
editoriales del mercado (MacMillan, Hachette, Penguin, Simon &
Schuster y HarperCollins). Promovidas por el lucrativo plan de Apple,
éstas pactaron junto a la firma de Silicon Valley el precio de sus
libros electrónicos, que subirían entre 2 y 6 dólares respecto al precio de mercado por aquel entonces. Eso significaba que, por ejemplo, los Best Sellers alcanzarían un tope de hasta 17 dólares.
El empuje e imposición de los pesos pesados del sector
Una de las partes damnificadas de este pacto fue Amazon, que se vio
obligada inmediatamente a subir el coste de sus libros ante la
imposición de los colosos de la industria cultural. Sin embargo, esta
estrategia no ha sido fructífera a medio ni largo plazo para Apple y sus
socias las editoriales puesto que esta práctica fue denunciada poco después.
El veredicto y las palabras de Jobs
Ahora, dos años después de las primeras investigaciones antimonopolio, la jueza de distrito en Manhattan que llevaba el caso ha dictado sentencia y acusa a Apple de violar las leyes antimonopolio del país.
La firma de Cupertino ha sido la única acusada puesto que el resto de
implicados en el proceso judicial pactaron anteriormente con la justicia
una indemnización. Una de las pruebas utilizadas en el proceso judicial
fueron las palabras de Steve Jobs en la presentación de iPad.
En dicho evento, uno de los periodistas preguntó cómo lograría
imponerse a Amazon si los precios en la iBookStore eran superiores a los
de la primera. La respuesta del que fuera el alma máter de Apple fue
contundente: “Eso es irrelevante, pronto constarán lo mismo”.
No conforme con el resultado final del juicio, la multinacional
tecnológica ha emitido un comunicado para la prensa en el que asegura
que las acusaciones sobre la práctica monopolista son falsas y espera
recurrir la sentencia. Mientras tanto, la jueza que instruye el caso
espera anunciar pronto la fecha para la vista en la que se establecerá
el importe de la indemnización por daños y prejuicios.
sábado, 13 de julio de 2013
Apple, culpable por encarecer el precio de los libros electrónicos
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